domingo, 25 de abril de 2010

Segunda escena: ceremonia de vasallaje

Cuando había amenaza de guerras o el peligro de una invasión, el campesino acudía al castillo en demanda de protección. La concedía el señor, pero con la condición de que la tierra por proteger le fuera entregada como propia con juramento de fidelidad, tras lo cual una ceremonia llamada investidura, el señor le devolvía la finca a su vasallo para que la cultivase ya no como propia, sino a modo de arrendatario a perpetuidad, conforme a ciertas condiciones consignadas por escrito, por lo que se llamó: contrato feudal.

En igual forma los señores que asumían la defensa de unos cuantos vasallos recurrían al barón vecino, dueño de un fortín (fortificación militar de baja altura, cuadrada por lo general, o angulada, construida de modo característico en piedra o madera y utilizada como puesto estratégico para una pequeña guarnición o como puesto de observación); los barones pedían apoyo a un vizconde; los vizcondes a los condes; éstos a los marqueses y a los duques, con lo cual se formó una superposición de señores y vasallos, llamada escala o pirámide feudal, del cual el orden se encuentra establecido en el punto anterior.

En la organización feudal se pudo ser al mismo tiempo señor y vasallo: el barón, señor de muchos castellanos, rendían a su vez homenaje al conde, su protector. Llamábase grandes vasallos a los señores que sólo rendían vasallaje al rey, al Papa y al Emperador.

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