viernes, 16 de abril de 2010

Segunda Asamblea del Pueblo

Star Of The County Down

Al son de la música que nuestro compañero Gonzalo Muñiz ha interpretado con el tañir de su arpa y su clara voz, nosotros, el pueblo, hemos celebrado una segunda asamblea a la que han asistido la mayoría de habitantes de la villa. Ha tenido lugar, de forma clandestina, en la taberna del Encantado, famoso comerciante conocido por todos y del que se dice posee en sí el don de Dios de poseer una salud infalible.



"El Cid y sus vasallos
cabalgan con gran prisa.
La cara del caballo
tornó a Santa María;
alzó su mano diestra,
la cara se santigua:

¡Loado seas, Dios,
que cielo y tierra guías!
¡Válganme tus virtudes,
gloriosa santa María!

Tengo airado a mi rey,
me marcho de Castilla;
no sé si entraré aquí
más en todos mis días.

¡Vuestra virtud me valga,
Gloriosa, en mi partida,
y me ayude y me socorra
de noche y de día!

Si Vos así lo hiciereis
y la ventura me fuese cumplida,
haría a vuestro altar
mandas buenas y ricas;
y con Vos quedo en deuda
de hacer cantar mil misas"




El poema de Mío Cid contiene este fragmento con el que hemos comenzado la reunión. En él, como se observa, se alude directamente a nosotros, vasallos y servidores de los señores, fieles acompañantes de enorme fidelidad y principios irreductibles.

Precisamente, ese sentido del deber tan fuerte que nos caracteriza no nos lleva a dejarnos arrastrar por el poder, sino a reclamar derechos que nos pertenecen por el mero hecho de pertenecer a la condición humana.

Basándose en la idea expuesta, nuestro compañero Rodrigo Giménez ha llamado a la sublevación frente a la tiranía de nuestros señores. La respuesta frente a este alegato se ha traducido en vítores, aún siendo cierto que muchos han renegado de lo que consideran una descabellada temeridad, puesto que exponen que prefieren vivir en las condiciones actuales antes de verse perdidos, sin trabajo y sin pan.

Por ello, se ha producido una desgraciada división dentro del propio grupo a causa del "qué hacer". Los partidarios de la rebelión y los que sufrimos el yugo del sufrimiento nos hemos amenazado mutuamente, e incluso algunos han sido agredidos, algo completamente prescindible y desgraciado.

Como consecuencia del tumulto, hemos decidido suspender la reunión cuando apenas llevábamos un cuarto de hora tratando los temas que nos incumben. Cuando los ánimos estén más calmados intentaremos retomar nuestras conversaciones y luchar como un grupo que posee los mismos objetivos.

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